Diferencias entre el oro de 18 quilates y de 24 quilates
La unidad de medida para determinar el valor del oro es, como sabemos, el quilate. Si nos estamos planteando iniciarnos en la compra-venta de oro y queremos hacerlo, en primer lugar, utilizando las joyas u objetos que tenemos por casa, lo primero es saber identificar cuál es la calidad de cada uno. Existen entidades profesionales que nos ayudarán a ello; en España tenemos, por ejemplo, el Centro de Inversión de Oro y Diamantes.....
En otros países existen organismos muy similares. También nos ofrecerán servicios de tasación en tiendas y establecimientos que se dediquen a la compra de oro, de ésos que tan frecuentes se han vuelto en nuestras ciudades. No obstante, nunca está de más que tengamos unas nociones básicas que nos ayuden a identificarlo por nuestra cuenta. Siempre será una ayuda para evitar caer en posibles fraudes o malentendidos.
Solemos pensar por defecto que el oro de mayor calidad es el de 24 quilates. Esto es así en gran parte de los casos, pero no en todo. Hay otros aspectos, más sutiles y quizás menos conocidos, que hacen que una pieza de oro de 18 quilates pueda llegar a ser más valiosa que una de 24. ¿Cómo saber cuándo estamos ante uno de esos casos?
En general, el quilate se refiere a la pureza del oro, esto es, a la cantidad de aleaciones o materiales diferentes que pueda tener en su composición. Cuanto menos existan, más puro será, como es obvio, y mayor será su calidad. Pero existe una excepción a esta norma: el platino. Si tenemos una pieza de 18 quilates combinada (o alineada, que es el término que se suele emplear) con platino, podemos saber de antemano que estaremos ante un objeto más valioso que uno de 24. Es muy importante tener esto claro y solicitar, cuando analicen nuestro oro, que nos indiquen qué otros componentes exactos se encuentran en su interior.
Suavidad al tacto
Por otro lado, también tenemos otra manera de discriminar piezas de 18 y 24 quilates, muy sencilla: mediante el tacto. A mayor calidad, más suave será la pieza de oro. Puede parecer demasiado simple, pero realmente se trata de una prueba que no nos engañará.
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